13 de septiembre de 2009

Ateo

Hay que ver con el Ateo, está fatal... El Ateo es un amigo mío que es funcionario, y le llamamos así porque no cree que pueda haber una vida mejor... Pero el tío es un jartible. Tiene el menda una vida de película y se queja porque le gustó más el libro. Así que a la que se le acabaron las vacaciones de verano al tío le entró una depresión post vacacional... En realidad lo suyo no es depresión post vacacional, es depresión vocacional, porque siempre está con lo mismo. Pero esta vez tenía un plan. Oyó que entre los funcionarios, el 60% de las bajas de larga duración por depresión, son por mobbing. Él personalmente pertenece al 83% de los que opinan que las estadísticas no valen para nada, pero con ésta se le ocurrió un plan: conseguir pillarse un año sabático gracias a una depresión causada porque sus jefes y compañeros le putean en el curro. Aparentemente el sentido de su vida era que le hicieran su vida imposible para poder por fin ser feliz. Aunque El Ateo sabe lo que es trabajar duro, porque lo ha visto, en realidad lo suyo no es vaguería, es un precisamente un problema de vista. Y es que él no se ve trabajando. Pero desde que volvió de vacaciones decidió hacer las cosas de otra manera. Su objetivo era que en el curro le hicieran mobbing, así que iba a aprovechar que más que tener un contrato blindado, lo suyo era un contrato búnker. Para empezar, iba a tomárselo con calma por las mañanas: si querían que no llegara tarde, más le valía al tiempo ir más despacio. Su misión era convertirse en el ser más despreciable de la oficina, lo cual no era una tarea sencilla, para que así todos le odiaran. Así que empezó a putear él a sus compañeros. Como no hay nada que pueda hacerse a prueba de tontos, porque son demasiado ingeniosos, consiguió dejar colgados todos los ordenadores de la oficina para que todo el mundo tuviera que hacer el trabajo de forma manual. Aquello sin duda iba a producir una situación de estrés, o de escuatro, y seguro que más de uno le acabaría montando un pollo de los de ponerse una pastillita de nitroglicerina debajo de la lengua. Y sin embargo, nadie pareció molestarse. Sólo uno se enfadó porque se había dejado una partida al buscaminas a medias, pero todos los demás siguieron sin problemas realizando su tarea habitual sin la ayuda de los ordenadores: sacaron sus barajas de cartas y continuaron jugando al solitario. Lo siguiente que pensó fue escaquearse del curro para que los demás tuvieran que hacerle su trabajo. Ya se sabe que lo más rápido del mundo no es la luz, que se enciende y en un instante ya está a miles de kilómetros de distancia. Lo más rápido que existe es el funcionario, que tiene la pausa para el desayuno a las once, y a las diez y cuarto ya ha llegado al bar. Pero para su desgracia antes de tener tiempo de irse, ya tenía sobre su mesa las tarjetas de cuatro compañeros que se las habían dejado ahí para que él fichara por ellos al salir... Como las estrategias sutiles no le daban el resultado esperado, decidió ser más borde que el doctor House de resaca. Acercarse a su ventanilla iba a ser más desagradable que buscar ofertas en el escaparate de una ortopedia. Así toda la gente se iría a las otras ventanillas y al final sus compañeros empezarían a odiarle. Pero no contaba con que su ventanilla fuera la única en la que había alguien mientras todos los demás hacían un akelarre en la fotocopiadora. Una anciana le pidió ayuda para rellenar un formulario... "Señora, que esto no es la ventanilla de información, y a mí no me pagan por por hacer ese trabajo". "Pero tampoco te pagan por ser un desgraciado, y bien que te esfuerzas", le dijo ella con cara de tener todas las ganas de querer practicar el medievo con su culo. Parecía que esa estrategia no iba a funcionar tampoco... Seguidamente decidió ir al despacho del jefe a caldear el ambiente. Pero no pudo hablar con él porque estaba durmiendo. Y aunque el Ateo no le tiene miedo ni a la Guardia Civil, no tuvo huevos a despertarlo. Si es que el tío dormía enfadado. Pensó que un enfrentamiento Jefe Vs. El Ateo iba a ser un uno fijo en la quiniela. Porque además es que su jefe es de Icona, de los que se dedican a proteger los nidos, porque lo que más le jode es que le toquen los huevos. No hay cosa que le joda más que que le despierten mientras está trabajando. Así que como en realidad El Ateo es un tipo muy listo, capaz de pensar sin mover los labios, se fue de allí sin decir nada. Desde aquel día El Ateo está de baja por depresión porque piensa que no es capaz ni de ser inútil si se lo propone. Pero claro, no se da cuenta de que cuanto más deprimido está por su fracaso, más razones tiene para estar contento por haber conseguido cumplir su propósito. Y es que, como diría un onanista, en esta vida, quien no se consuela, es porque no quiere... de SetaLoca

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