18 de abril de 2009

Cinco derramas y un derrame cerebral

En mi comunidad de vecinos, de toda la vida el presidente ha sidoPaco el del ático. Aunque nadie le llama así. Le conocemos todos comoEl Honrado, más que nada porque cada vez que encuentra un trabajo, él lo devuelve. Tiene el tío menos días cotizados que Belén Esteban. Y nome extraña, porque El Honrado siempre ha sido tonto perdido. Consideró un éxito sacarse el DNI a la cuarta sin haber tomado clases teóricas.Y es que jamás ha estudiado porque según dice, para qué esforzarse en aprender nada, si al final, todo se sabe. Así que con el tiempo ha conseguido una ignorancia enciclopédica, que abarca todas las ramas del saber.
Como suele ocurrir en casos de gente con semejante currículo, el tío es lo que se denomina un trabajador eléctrico: si no tiene un buen enchufe, no dura mucho. Por eso, a nadie le cuadraba que aún así, El Honrado viviera a todo tren. El menda lleva unos anillos de oro de a kilo. Fundes uno y le pones cadenas a todo el público del Santiago Bernabéu en un concierto de Camela. Tiene una limusina que pasa Kit, el coche fantástico y le pide a Michael que los deje a solas para tirarle los trastos.
Y el tío es un sibarita: en los restaurantes, si le sugieren un vino de reserva, él lo pide titular... Como viene siendo habitual, hace unas semanas se aprobó una nueva derrama, esta vez para arreglar las cañerías. Y El Honrado hizo lo de siempre: le compró una peluca y unas gafas nuevas a su primo para que pareciera otra persona, le encargó la chapuza, y se repartieron el presupuesto entre los dos. El primo es como él, un tío tonto que no es capaz ni de oler un pedo debajo de una manta. Es de las personas que cuando piensas que no pueden ser más bobos, van y te sorprenden. Y como la sutileza no es su fuerte, la caja de herramientas la tenía llena a partes iguales de martillos y botes de Betadine. De fontanería obviamente no sabe nada, ni falta que le importa. Vamos, que es totalmente de la escuela de Nadal, un maestro en la rotura de servicios. Hasta un Gremlin tendría menos peligro que él trabajando de fontanero...
Y como siempre que pasa igual, sucede lo mismo, media hora después de que el fontanero empezara a liarse a martillazos como un enajenado, por el portal salía agua que aquello parecía el delta del Mekong. Y cuando llamamos a El Honrado diciendo que la planta baja era como una plantación de arroz, el tío bajó corriendo como alma que lleva el diábolo, entró en un cuarto y salió con unas bolsas de basura hacia su casa. Nos quedamos todos los vecinos bastante sorprendidos, porque si bien en estos tiempos de crisis no es extraño que la gente en vez de bajar la basura, la suba, le daba cierto toque curioso el hecho de que las hubiera sacado del cuarto de contadores y que estuvieran llenas de billetes de 100 euros...
Cuando le preguntamos por el dinero, él se encogió de hombros, gesto para el que El Honrado está particularmente bien dotado. Pero todos lo entendimos perfectamente: el muy cabrón se había comprado una vida llena de lujos y la había cargado a la cuenta de la comunidad. Chelo, la del quinto, que siempre está libre, pero no precisamente de pecado, fue quien le tiró la primera piedra que cogió de entre los escombros. Y como el comer y el fostiar, todo es empezar, le terminaron dando entre todos los vecinos una paliza de dos rombos. El del bajo, que sabe kárate, judo, aikido, jiujitsu... y muchas otras palabras japonesas, cogió un bate de béisbol y se lo metió por el culo. No fue quizá un acto de lo más correcto, pero sí que fue de lomás justo... de hecho, tan justo iba, que hasta un comprensivo vecino trajo vaselina al oír los gritos que pegaba El Honrado. El del bajo hizo varios intentos y haciendo caso omiso de los avisos de la presidencia, al final se lo clavó hasta la bola sin necesidad de recurrir al descabello...
Quizá nos excedimos con El Honrado, pero el caso es que se recuperó parte del dinero estafado y seguidamente se echó a suertes quién sería el próximo presidente de la finca. Y ganó el del bajo, que tenía la suerte de practicar también el golf y tener un completo juego de palos a mano. Porque lo que es el bate, se le había quedado tan encajado en el culo a El Honrado, que el que consiga sacárselo de ahí,tendrá mucho más mérito que el que tuvo el rey Arturo cuando sacó a Excálibur de la piedra. En fin, esperemos que el nuevo presidente no sea un corrupto. Aunque cada vez estoy más seguro de que lo único que queda incorrupto en este mundo, son las bragas de Santa Teresita. Porque ya se sabe: sino hubiera malas personas, no habría buenos abogados...

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