7 de febrero de 2008

Pere Maria Orts i Bosch

Esta mañana he subido al instituto al que fui hace años para conocer a mi tutora de prácticas del CAP. Ha sido chulo volver a pasear por sus pasillos y sobre todo que aún hubiese profesores que conocía y que me conocían a mí. Creo que sobre todo me ha gustado volver a ver a Marisol, la conserje (también he visto a su compañero pero no ha cambiado nada en años y sigue siendo lo peor), que estaba muy guapa con el pelo corto y rojo.
Mi tutora parece muy maja aunque ya me ha hecho entrar a la primera clase para escucharla. Ha sido a 1º L, es decir al primer curso de ESO en la línea de valenciano. Y he flipado. Pero en colores. Eso no es una clase, es una reunión de monstruítos y futuros delicuentes. No son demasiados en clase pero son los que ya no caben en otras o que por lo que sean acaban "encajados" aquí: dos chicas inglesas de las cuales una no habla castellano; otro inglés que ni siquiera abre el libro; un árabe que sí tiene ganas de hacer cosas pero enseguida sigue las bromas de los demás y se descentra; un pequeñajo que debe ser todo un picias pero hoy tenía examen y estaba tranqui; otro que no ha dejado hacer nada en toda la hora y que de hecho ha acabado en el pasillo castigado; otro que estaba más dormido que despierto y que no parece que se entere de la mitad; otro que estaba solamente pendiente de los globos que llevaba; y se salvaban tres: dos chicas valenciano parlantes y otro chaval. Que de hecho son los que aprueban (media de notable) mientras que el resto apenas tiene notas próximas al cero.
Vamos que es para flipar. La pobre Valentina (el nombre le viene al pelo) ha estado más rato amenazandolos con amonestarles que explicando. De hecho apenas ha explicado qué es la presión atmosférica y corregido un par de ejercicios. Algo que en principio no hubiese empleado más que 10 ó 15 minutos (por si hubiese que explicar algo de los ejercicios) ha sido media clase. Y bastante menos del resto, para explicar. ALUCINANTE. ¿Y yo quiero estar ahí en medio lidiando con tanto cabestro? Además luego me ha contado Carlos, el hijo de Kiko, el de la cantina, que las cosas han cambiado mucho desde que nosotros estudiamos. Que ahora es muy normal que haya peleas, que tienen prohibido vender entre horas para que no lleven la comida a clase, que las máquinas deben tenerlas dentro, etc... Que ahora ser profe es duro. Y no me extraña. Bien es cierto que Valen me ha dicho que esta es la peor clase pero el resto no me las imagino mejores.
El lunes tengo que volver pero me lo estoy pensando. Además está la fiesta de Metro por en medio y no sé como tendré el cuerpo para aguiantar esoa bestias a las 8 de la mañana. Ya os contaré.

2 comentarios:

Hannah dijo...

Yo, que sabes que soy hija de profesor@s, hermana de profesor@s, sobrina y nieta de profesor@s... te aconsejo que te centres más en la fiesta de la Metro que en eso de CAP... jajajajajaj.... luego imagínate que te da depresión como a Susana la fatty de Fama y te lo tienes que dejar... ¿he dicho depresión??? Se me olvidaba que todavía no te has comprado de eso porque no la hacen de dolce y G.. jiijijiji

I love you, baby!

Sam Urai dijo...

Buff. Y es que es normal que los profesores entren en depresión y se tomen bajas constantemente. La cosa se le está yendo de las manos al país.

No es normal que los alumnos tengan esa actitud camorrista, que sean maleducados y contestones, que lleven la contraria siempre... Vale que sean niños, pero algunos padres tendrían que pensar en educarlos mejor.

Espero que tengas suerte con tus futuros alumnos y que te toque una clase menos alborotadora que la que presenciaste :)

Un saludo!